Las proclamas o juras como su nombre lo indica anunciaban y festejaban la ascensión al trono del monarca Español durante el periodo de la colonia, aunque no necesariamente se limitaban a festejar eventos de coronación, dentro de las proclamas también podemos encontrar variedad de eventos como cumpleaños, casamiento de los monarcas, nacimientos de herederos, victorias militares, premios a concursos, etc. Se podría decir que las proclamas son las medallas durante la Colonia (ya que medallistica dedicada a otros propósitos no existía, sin guardar alguna relación con la Monarquía Española). Su periodo de fabricación para la Nueva España comienza con la primera acuñada en honor a Felipe V en 1701 y concluyen con Fernando VII ultimo monarca Español de México. Otros autores sintetizan lo anterior describiendo que su propósito principal era el reconocimiento.
La primer proclama de todo el Nuevo Mundo que se documenta, más no se conoce es de Felipe II, en 1555 en el virreinato de Lima. Sin embargo, de toda América fue México (o la Nueva España) el mayor emisor de este tipo de medallas.
El Dr. Luis Gómez Wulschner comenta respecto a estas emisiones:
«Las [medallas] son Historia, es arte, plasmado en un disco de metal de unos cuantos centímetros de circunferencia, porque a través de ellas podemos aprender importantes pasajes de nuestra vida nacional. De igual manera tenemos la oportunidad de transportarnos en el tiempo para conocer a los héroes de apasionante y novelada historia; es un abrir y cerrar de ojos ante nosotros se nos presentan excelsos grabados de objetos, monolitos y monumentos prehispánicos. Admiramos como unos soberbios trozos se reproducen joyas del arte colonial de nuestro México viejo y la arquitectura del moderno».

Punzón de trabajo para una proclama.
Su objetivo principal fue inmortalizar momentos importantes como los antes mencionados, se obsequiaban a la población acomodada y pudiente de la Nueva España, aunque también se hacían llegar a toda la población como obsequios, en grandes eventos se lanzaban a la muchedumbre con el fin de que conocieran a su monarca o las novedades de artes, cultura, entre otros. Sobre esto el Dr. Carlos Abel Amaya Guerra apunta:
«En 1516 se realizó en España el alzado de pendones por la reina Juana y el rey don Carlos, estableciendo de esta forma el modelo de celebración castellano de proclamación de los Habsburgo hispanos. A partir de este momento, todas las ciudades, villas y pueblos del antiguo reino de Castilla estarán obligadas a repetir este ceremonial cada vez que un nuevo príncipe sea proclamado, manifestando de esta forma su fidelidad. Desde la metropolización de América en el siglo XVI, el modelo castellano será adaptado a los virreinatos americanos.

Set de proclamas en bronce dorado, Campeche de 1790, Guadalajara de 1789, Orizoba de 1790, Puebla sin fecha, Real del Catorce sin fecha, San Luis Potosi 1790, Veracruz de 1789. Siete piezas en estuche contemporáneo, lote #877 de la subasta Ponterio & Associates, No. #132, noviembre 2004.
Es a partir de la guerra de Sucesión y del consiguiente triunfo militar de la casa de Borbón sobre sus rivales de la casa de Austria en los inicios del siglo XVIII, cuando la ceremonia castellana de la jura se extiende a todos los territorios de la península ibérica, unificando de este modo el ritual en todas las posesiones de la monarquía hispánica. En 1724, año de la proclamación de Luís I, la ceremonia de jura es importada e impuesta a aquellas ciudades hispanas que hasta ese momento la desconocían. El pendón real es reverenciado y aclamado como si del mismo monarca se tratase. Junto al pendón, un retrato en lienzo del nuevo monarca materializa la omnipresencia regia.
En la Nueva España la proclamación real fue practicada durante todo el virreinato en las plazas mayores de las urbes. Arte y propaganda se combinaban para trasformar estas celebraciones urbanas festivas en actos políticos de adhesión a la monarquía. De entre todas las ceremonias reales hispanas tiene un especial interés la proclamación o ceremonia de jura. Los festejos de la proclamación podían incluir el indulto de todos los presos que no hubieran cometido delitos graves, se hacía un cortejo de jinetes, precedido por timbales y clarines, y formado por numerosos lacayos y el cabildo municipal, con la escolta del Alférez Real, portador del Pendón Real hasta el escenario con el Virrey, nobleza o autoridades locales, con los caciques indios, tropas y el pueblo alrededor. Este escenario consistía en un tablado adornado con escudos de los reinos de la corona y alegorías. La ceremonia finalizaba con el reparto entre el pueblo de medallas que llevaban grabada la efigie del nuevo rey, simbolizando las futuras riquezas que el nuevo monarca proporcionará a sus súbditos durante su reinado, así como un último gesto de aceptación por parte del pueblo del nuevo rey, al que se llevaban físicamente a sus casas.«

Punzón de trabajo para una proclama.
El uso principal de las medallas [proclamas] es corregir, confirmar y perpetuar las noticias de los hechos, pudiendo deducirse de ellas que son los verdaderos monumentos históricos, pues por su duración, maravillosa, de cierto modo, son preferibles a cualquiera otro medio de eternizar en lo posible la memoria de un acontecimiento. (Gómez de la Cortina, 1843).
Mas aun, las medallas de proclamación tienen antecedentes en tiempos remotos como el siglo 3 Antes de Cristo, así como en el Feudalismo, teniendo como objetivo principal mostrar lealtad y apoyo al nuevo líder, también que los grupos lejanos a su ubicación puedan conocerlo a través de las piezas metálicas labradas.

En el anverso de las proclamas generalmente se ostenta el busto del monarca con su armadura de lujo (como en las monedas escudos de oro), en el reverso suele estar presente el escudo de armas de España o la entidad emisora de la proclama, más también pueden aparecer motivos alegóricos, históricos y religiosos.
Las primeras medallas Españolas de este tipo son de 1555, conmemoran el ascenso al trono de Felipe II.
El autor Manuel Romero de Terreros en su artículo «Festejos y Medallas de Proclamaciones y Juras en Queretaro» (1929) relata con lujo de detalle el proceso de celebración de una jura o exaltación de nuevo monarca, siendo de interés el siguiente fragmento:
La proclamación o «jura» de un nuevo rey de los vastos dominios de la Monarquía Española, especialmente desde el advenimiento de la Casa de Borbón al trono de San Fernando, revestía de las proporciones de un verdadero acontecimiento que venía a interrumpir la usual tranquilidad de las poblaciones de la Nueva España. El extraordinario y, en muchos casos, verdaderamente lujoso aparato con que se celebraba el no muy frecuente suceso dejaba honda huella en el recuerdo de los buenos súbditos de su Majestad Católica aquende los mares.
Tan luego como se tenía noticia en la capital del Virreinato de la muerte de un rey y, por consiguiente, de la elevación al trono de un nuevo monarca, el Virrey despachaba órdenes a las principales ciudades del reino, para que, aliviados rápidamente los lutos por el soberano extinto, se procediera a «alzar pendones» en homenaje del nuevo rey, con la mayor pompa y esplendidez que las circunstancias de cada lugar permitieran.
Recibida por el Ayuntamiento del lugar la cédula respectiva, se fijaba por bando, para que llegase a notificarse a todos la fecha en que había de jurarse al augusto señor de ambos mundos, y desde la víspera del día señalado había repique general de campanas en las iglesias, salvas de artillería e iluminación de edificios públicos y particulares, mientras que alegres músicas recorrían las principales calles. Estas se llenaban de gente alborozada y se confundían las castas y las edades en una corriente fraternal que hacía desaparecer por breves instantes las barreras que separaban a pobres y ricos, a amos y sirvientes.
Las medallas de Felipe V, Luis I y Fernando VI (un periodo de 1700 a 1759) se fabricaron bajo la técnica de vaciado o de la cera perdida (método de arcilla, cera y agua caliente) fundido de metal en plata. Las medallas de 1701 de México y Veracruz a Felipe V imitan (en cuanto a diseño) a las emitidas en Cádiz en 1700.
El método de acuñación por vaciado se define como: Procedimiento que consiste en formar un núcleo central de arcilla, posteriormente se reviste con una capa de cera virgen reblandecida a base de agua caliente. esta capa deberá tener igual espesor al que tendrá el objeto fundido; sobre la capa se graban o plasman al buril las formas, líneas, leyendas, etc, que deberán aparecer en la pieza terminada. Concluido el grabado, se recubre todo con arcilla fina y se dejan aberturas para la colada, se deja secar y luego se calienta en un horno; se recoge la cera que se derrite dejando un vacío en el cual se vierte el metal.

Punzón de trabajo para una proclama.
Al subir al trono Carlos III se perfeccionaron las técnicas de acuñaron surgen trabajos sumamente detallados a cargo de expertos en el manejo del buril y grabado en hueco ya con modernas maquinas troqueladoras. El primer grabador de proclamas fue Alejo Bernabé.
¿Cuál fue el motivo del establecimiento de una academia de grabado en la Nueva España?
La autora Daniela Vázquez menciona que el cambio de cuños en 1772 tuvo problemas en lograr implementarse, los grabadores y talladores de la ceca Antonio Cervantes, Luis Gómez, Francisco Casanova, Alejo Bernabe Madero, Juan Fernández de la Peña y Francisco Monllor no lograban ajustar y perfeccionar los herramentales de la nueva moneda.
Por lo anterior, Carlos III ante las dificultades registradas en la fabricación de la nueva moneda ordena la mejora en la formación de grabadores, destinando mayor personal y recursos a la ceca de México, especialmente su oficina de grabado. Aunque los problemas en la talla persistieron esto fue un primer antecedente para la futura creación de la academia. (Para mayor información de la moneda de esta época CLICK AQUÍ)
La época de oro comenzó con los trabajos de Gerónimo Antonio Gil quien llego a fungir como Grabador en la Real Casa de Moneda de la Nueva España, remplazando a Francisco de Casanova (otros autores refieren que realmente se pretendía sustituir a Alejo Bernabé Madero -grabador titular en la Casa de Moneda quien por fatiga ocular prácticamente había sido relevado por el grabador honorario Francisco Casanova). Fue Gil quien plasmo los más hermosos diseños en cuanto a proclamas de la colonia. En 1778 ingreso a Casa de Moneda, desde un principio se le encomendó la importante tarea de establecer una escuela de grabado proyecto que se hizo realidad en 1781 con aprobación de Carlos III, en un principio se llamó Real Academia de Nobles Artes de San Carlos de la Nueva España, después cambio de nombre a Academia de Bellas Artes de San Carlos. También conocida como Real Academia De Las Tres Nobles Artes De San Carlos. Gil estuvo a cargo de los trabajos hasta su muerte en 1798. (las tres nobles artes son: arquitectura, pintura y escultura).
Más aun, llego a ocupar hasta 4 cargos, a la razón de:
- Fiel Administrador de la Real Casa de Moneda de México;
- Grabador Mayor de la Real Casa de Moneda de México.
- Director vitalicio de la Academia de San Carlos; y
- Director de Grabado en Hueco.
Los antecedentes directos de la academia en España fueron:
1.- Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, establecida por Felipe V en 1744, no en total funciones hasta Fernando VI en 1751.
2.- Real Academia de Bellas Artes de 1752.
3.- Real Academia de Bellas Artes de San Carlos de Valencia de 1768.
El arribo a la Nueva España de Gil fue acompañado de sus dos hijos Gabriel y Bernardo así como de Tomas Suría y José Esteve, todos ellos se desempeñarían como grabadores. Como co-fundador de la ceca estuvo José Fernando Mangino

El Escudo de la Academia contiene elementos masónicos, es bien sabido Gil era parte de la logia.
A la llegada de Gerónimo Antonio Gil en 1778, se encomendó al ingeniero militar y español Miguel Constansó la remodelación de la Casa de Moneda para dar cabida a las oficinas de talla de lo bajo, a la Academia de Dibujo y al Museo. Siendo que las primeras medallas se acuñarón en las instalaciones de la ceca, aun costado de Palacio Nacional, hoy el Museo Nacional de las Culturas.

El autor, Dr. Omar Velasco apunta lo siguiente respecto a los inicios de la academia:
“…su principal cometido (de Gil) fue mejorar los grabados de la moneda labrada de la ceca, llegó también con todo un proyecto para fundar una escuela de grabado. Sus clases en las instalaciones de la ceca tuvieron tal éxito que el superintendente de la misma, Fernando José Mangino, promovió un escrito dirigido al Virrey Martín de Mayorga el 19 de agosto de 1781, con la idea de fundar una escuela de artes. Con importantes donaciones de los consulados de minería y comercio (5,000 pesos anuales el primero y 3,000 pesos el segundo), en 1783 se había logrado tener 52 donantes privados en toda la Nueva España, el monto reunido ascendía a 13,254 pesos. Para el 25 de diciembre de 1783 el Rey Carlos III, mediante una Real provisión declaró erigida, establecida y aprobada la “Real Academia de las Artes con el titulo de San Carlos de la Nueva España”. Adicionalmente, el Rey dotó a la nueva escuela con 9 mil pesos anuales de las reales cajas de la capital y con 4 mil provenientes de las temporalidades. Se garantizaba así el sustento financiero de la institución».

Gerónimo Antonio Gil, sostiene una medalla y un cuño, debajo de este los estatutos de la Academia de San Carlos.
La autora Eloisa Uribe relata los inicios del grabado de la moneda en México de la siguiente manera:
La Casa de Moneda de México no estaba oficialmente reconocida como centro de enseñanza, más las exigencias de una perfección en el proceso de amonedación y de excelencia en el proceso de grabado habrían de repercutir en el valor estético de la moneda acuñada, por lo cual la Casa de Moneda comenzó a impulsar el estudio de los metales y sus comportamientos para llevar a buen término procesos como el apartado o ensaye. Y que, inclusive, al interior de sus muros se estableciera la primera escuela de grabadores de la Nueva España, ajena al sistema gremial que regía la producción manufacturera. Escuela que dio pie a la fundación de la Real Academia, como es bien reconocido por los estudiosos que han escrito sobre los orígenes de esta escuela.
En otras palabras, podríamos sintetizas la cronología de hechos de la siguiente manera:
- 1778…Gil arriba a México.
- 1781…Se propone que la pequeña escuela de grabado de la Casa de Moneda transite a una Academia independiente de la ceca.
- 1785…Se autoriza la apertura de la Academia, se publican sus estatutos.
- 1786…España remite primeros catedráticos a la nueva Academia.
A diferencia de Sudamérica, México si logro desligar la producción de medallas de la ceca emisora de moneda, a través de la Academia de San Carlos.
La estructura u organigrama de la academia se conformaba por 4 juntas rectoras, la Superior de Gobierno, Ordinaria General y Pública.

Hoy en día la Academia de San Carlos pertenece a la Universidad Nacional Autónoma de México y alberga a la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Artes y Diseño.
Además de los hijos de Gerónimo Antonio Gil (Gabriel & Bernardo) que lograron bellos trabajos también destaca la labor de Tomas Suria, Francisco Gordillo, José María Guerrero, Francisco Casanova, Manuel López López, José Ignacio Bacerot, Pablo García Aguirre, José Estrada, José Montes de Oca, José Esteve, Iván Sánchez, Mariano Espinosa, Bruno Gómez, José Cervantes, Pedro Vicente Rodríguez, entre otros durante el periodo de la colonia.

El autor Manuel Romero de Terreros en su obra «La Moneda Mexicana. Bosquejo histórico-numismático» 1952, señala como de relevancia a los siguientes grabadores:
- Alejo Bernabé Madero. De los principales grabadores «en hueco», autor de las medallas de proclamación de Carlos III de 1760.
- Francisco Casanova. Fue director de grabado de la casa de moneda de México hasta su muerte en 1778, autor de varias medallas de Carlos III.
- Francisco Gordillo. Fue grabador de las casas de moneda en Sevilla y Madrid, en 1800 se le designó grabador principal para México. Labró varias medallas para Fernando VII.
- José María Guerrero. Aunque inferior a Gordillo, trabajo para eventos de Fernando VII así como del México independiente.
- Tomás de Suría. Grabo medallas en las mismas épocas que el anterior.
En ese orden de ideas, el relatado autor, narra que en el siglo XIX ante el decaimiento del arte del grabado la Academia de San Carlos decidió invitar al medallista Juan Santiago Baggally, de la celebré casa Wyon de Londres, para que impartiera sus enseñanzas en el país. Así como para que se le encargarán proyectos, los cuales ejecuto a mediados de siglo. Entre sus discípulos se encuentra Sebastián Navalon, Cayetano Ocampo y Antonio Spiritu.
Aunque fue en definitiva Gerónimo Antonio Gil el más productivo, con más de 70 medallas de su autoría, y haber creado de 6,000 a 8,000 punzones y matrices.
A la muerte de Gil la dirección de la institución fue tomada por Francisco Gordillo, posteriormente Juan Santiago Bagally y luego Sebastián Navalón, en las postrimeras del siglo XIX, el cargo se extinguiría con este último.

PUNZONES MANUALES PARA CREAR CUÑOS. ELEMENTOS VARIADOS QUE COMPONEN LA MONEDA O MEDALLA.
La académica Eloísa Uribe relata que: La Academia también instruyo ciencias como las matemáticas, geometría y arquitectura. En efecto, aunque su objetivo principal era proporcionar instrucción artística, técnica y científica a los pintores, grabadores, escultores y arquitectos, su impacto no se limitó al ámbito artístico, sino que también abarcó las actividades ingenieriles relacionadas con la construcción de obras públicas e implicadas en los sectores de expansión comercial e industrial. Este hecho permite encender el amplio subsidio económico con el que contó la Academia desde su fundación.
A lo largo de su vida profesional Gil tuvo problemas y confrontaciones con el superintendente de la Casa de Moneda y otros grabadores de la ceca, debido a su fama, popularidad y poder cada vez en ascenso, ejemplo de ello es que se le encomendó la guardia de metales preciosos, tarea que antes tenía el superintendente.
Las proclamas se pueden encontrar más que nada en plata y bronce (cobre) aunque también las hay en oro, bronce dorado o plata dorada y otras más escasas en latón, plomo y estaño (que algunos autores clasifican como pruebas). Pueden ser circulares u ovaladas, y existen dos tipos de proclamas:
- De cospel propio: Es decir se creó un cospel único y diferente para las medallas, estos suelen ser de 16 y hasta 68 mm.
- Cospel correspondiente a las emisiones de moneda: Es decir no se creó un cospel para la proclama si no que se aprovechó el de una moneda ya existente así sea en plata (8, 4, 2,1 ½) reales y también en cobre y bronce.
Para conocer mas de las medallas fundidas se invita a ver la siguiente conferencia «Mexican Proclamation Medals» por Kent Ponterio.
Un excelente artículo sobre las medallas de proclamación por vaciado y/o fundido es «Brief review of the cast medals (and locals) issued in the colonial Mexico that celebrerated the kings of Spain and the Indies»por Alejandro M. Bustos, publicado en el UsMexNa Journal de Diciembre 2021. Disponible en conferencia:
Breve repaso sobre las medallas fundidas emitidas en el México Colonial que festejaron a los Reyes de España y de las Indias, Alejandro M. Bustos, 2021, Cartagena MMXXI
En ese mismo orden de ideas, para profundizar en el tema de medallas elaboradas por la técnica del vaciado se recomienda la conferencia: «Medallas locales y fundidas en el virreinato de México» a cargo del equipo de la casa de subastas «Briggs & Bustos».
Por otro lado, existe una segunda clasificación, publicada por Don José Gómez de la Cortina en su libro «Nociones Elementales de Numismática para el uso de los aficionados a esta ciencia», el menciona:

Ordenanzas Casa de Moneda 1771.
Es tan grande la cantidad que existe de medallas [proclamas] de bronce, [también aplica en otros metales] que se han convenido los medallistas en clasificarlas según su tamaño, dividiéndolas en tres clases, llamadas gran-bronce, medio bronce, y pequeño-bronce, según su mayor o menor volumen, y atendiendo no solo al tamaño de la medalla, sino también al grueso, y principalmente al tamaño y al relieve del busto: de modo que una medalla aunque tenga el grueso de las de gran-bronce, si su busto es del tamaño y del relieve de las de medio-bronce, pertenecerá a las de esta clase. Los tamaños generales de las medallas, son los siguientes:
- Gran módulo, cuyo diámetro es de 3 in (7.62 cm).
- Módulo mediano, desde poco menos de 3 in, hasta poco más de 1 in (2.54 cm).
- Pequeño modulo, cuyo diámetro es de 1 in (2.54 cm).
- Quinarias, 1/5 de pulgada, (0.508 cm).
Toda medalla cuyo diámetro pasa de tres pulgadas se llama medallón, algunos de los cuales, principalmente son ovalados.

Proclama del Nuevo Reino de León.
Existe un debate acerca si la época de las proclamas concluye cuando México logra su independencia o al terminar el Primer Imperio de Iturbide (ya que se acuñaron piezas celebrando la coronación de Iturbide) más en el presente artículo consideraremos el término de las Proclamas cuando México logra su independencia.
Adicionalmente, el mismo autor citado lineas atrás, describe que según el modo de estar acuñadas las medallas [proclamas] se clasifican en:
- Genuinas ó verdaderas, ó auténticas.
- Fingidas, falsas, contrahechas, ó apócrifas, que no existieron en el tiempo al que se refieren.
- Dudosas, Inciertas, aquellas cuya época y objeto no pueden conocerse con certeza.
- Laminadas, ó revestidas, esto es, cubiertas de una hoja de cualquier metal, diferente del de la medalla.
- Reformadas, que se han vuelto a grabar según lo estaban antes.
- Hendidas, las que tienen rajado ó abierto el borde por la fuerza del troquel.
- Frustas, las que son defectuosas desde un principio, por tener mal expresadas las figuras ó la leyenda, ó torcido el cuño.
- Incusas, las que solo están grabadas por una cara y tienen lisa la otra.
- Marteladas, aquellas que han sido alteradas con posterior a su hechura.
- Vaciadas, hechas en molde con el metal fundido y repasadas despues.
- Reparadas, las que estando maltratadas, se reponen y limpian, quedando legibles.
- Contramarcadas, se llamas las medallas que tienen alguna marca particular puesta por la autoridad pública sobre el grabado propio de las mismas medallas.
PUNZÓN.
Proclamas de cospel propio:
- Felipe V fue monarca de 1700 a 1746 (con una pequeña interrupción en 1724 al ceder el trono a su hijo Luis I, el cual falleció el mismo año [1724] regresando al trono su padre y concluyendo hasta su muerte en 1746). Durante su reinado se acuño la primera proclama por método de vaciado en plata, con un diámetro de 33mm en 1701.

(Fe de erratas: es Luis I, de 1724) Ejemplar en plata vaciada subastado por Stack´s & Bowers en subasta de enero de 2015, lote #1004, por $2,585 USD
- Luis I (1724) al igual que su padre se acuñaron proclamas en 1724 con diseño muy similar, lo que varía es el tamaño, existen ejemplares con 29mm, 31mm, 38.5mm y 61mm en plata vaciada. Estas emisiones guardan similitud con las emitidas en Granada, España. 17 ciudades produjeron medallas para Luis I. (España y Nuevo Mundo)

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- Fernando VI (1746-1759) se acuñaron 4 diferentes diseños de proclamas en plata vaciada, solo varia el tamaño, todas en 1747. 41 ciudades produjeron medallas para Fernando VI. (España y Nuevo Mundo).

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- Carlos III (1759-1788), para el reinado de este monarca las técnicas de acuñación mejoran drásticamente introduciendo las primeras proclamas troqueladas, así mismo la variedad de proclamas existentes son bastantes. En 1760 con motivo de su ascensión al trono se acuñan proclamas en bronce dorado, plata, bronce, y oro, en tamaño que van de 35mm a los 63mm. Las medallas emitidas en Puebla a Carlos III coinciden con aquellas emitidas en Madrid pero a Fernando VI. 69 ciudades produjeron medallas para Carlos III
Durante este reinado, específicamente en 1772 fue cuando Madrid comenzó a remitir cuños de medallas para su reproducción en las Américas, unificando así las emisiones, también comienzan a llegar grabadores a México.

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Además en 1778 se troquelan proclamas con motivo de la Real Academia del Derecho y en 1784 se elabora una proclama celebrando en nacimiento del príncipe Carlos y Felipe, en 1785 otra más con motivo del nacimiento del Príncipe Fernando.

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- Carlos IV (1788-1808) se elaboran proclamas en 1789 celebrando su coronación en oro, plata bronce, bronce dorado en variados tamaños, existen más de una docena de medallas celebrando su ascensión ya que varias provincias de la Nueva España por su parte se sumaron al importante festejo acuñando sus propias medallas, así tenemos proclamas de Guanajuato, Durango, Querétaro, Valladolid, Real del Catorce, etc. Importante destacar que hay «proclamas-medallas», que tienen denominación, siendo así las primeras monedas conmemorativas, además al presentar desgastes de circulación se deduce circularon como moneda. 69 ciudades produjeron medallas para Carlos IV. (España y Nuevo Mundo)
En 1789 se separan las instalaciones de la Ceca de México y la escuela de grabado, que antes de tal fecha estaban en el mismo edificio.

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También podemos encontrar variedad de proclamas fechadas en 1790, 1791, 1793, 1796, y varias más sin fecha. De las más bellas son las de 1796 conmemorado la estatua ecuestre al Caballito en honor a Carlos IV, dicho monumento fue encargado a Manuel Tolsa.
6. Fernando VII (1808-1833), el último monarca que gobernó sobre la Nueva España, de su reinado podemos encontrar proclamas en 1808 y 1809 celebrando su coronación en tamaños de hasta 52 mm en oro, plata, bronce y bronce dorado. Así mismo también las hay de distintas provincias Españolas. 95 medallas de proclamación fueron producidas para Fernando VII. (España y Nuevo Mundo).

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Carlos IV fue el monarca con mayor cantidad de medallas.
De este monarca encontramos proclamas con variados motivos como motivando su defensa y rango de Rey DE España y de las Indias ante los ataques Franceses, en motivo del éxito de la Batalla del Monte las Cruces, y de su retorno al trono en 1814.

Punzones de Carlos IV, usados para Escudos y Reales.
Proclamas de cospel correspondiente a las emisiones de moneda:
Como se mencionó líneas arriba existen proclamas en las que utilizaron cospeles de la moneda circulante en todos los tamaños, solo que también encontramos además de la plata cobre y bronce. Existen en tamaños de 1/2, 1, 2, 4 y 8 reales el motivo que comparten son la ascensión al trono de los 6 distintos monarcas mencionados anteriormente. Estas medallas no son tan elaboradas y detalladas que las anteriores. Existen acuñaciones de las siguientes provincias y ciudades:
- Campeche
- Chiapas
- Guadalajara
- Guatemala
- Xalapa o Jalapa
- Ciudad de México
- Nuevo Santander
- Oaxaca
- Orizaba
- Pátzcuaro
- Puebla
- Cuautla (Cuautla)
- Querétaro

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- Real del Catorce
- San Luis Potosí
- San Mateo de Huichapan
- San Nicolás Actopan
- Santiago de Tuxtla
- Sombrerete
- Tacuba
- Toluca
- Valladolid
- Zamora

Ejemplar en oro subastado por Heritage Auctions en subasta de mayo 2008 lote #52293, por $13,800 USD
En septiembre del 2019 dentro del Boletín de la «United States Mexican Numismatic Association», se publicó un artículo a cargo de William Sigl titulado «Analysis of Restrike Evidence of Fernand VI and Carlos III proclamation medals», (Análisis de evidencia en re-acuñaciones de medallas de proclamación de Fernando VI y Carlos III), en el cual se aporta valiosa información, el autor presenta teorías acerca de las diferencias de pesos en proclamas de dicho periodo, lo cual se debe a:
- Grosor del cospel.
- Aleación empleada (densidad de cada metal).
- Corte y preparado de cospeles.
- Desgaste a través de los años (hipótesis propia).
Adicionalmente, agrega que las proclamas tenían montos de acuñaciones de las 1,000 a 6,000 piezas en promedio, elaboradas en producciones que no superaban las dos semanas.
Ahora bien, cuando en un mismo tipo (motivo, reinado, año) varían las dimensiones probablemente se trate de re-acuñaciones, sin embargo estas las hay de época y posteriores a la fecha que ostenta, a manera personal por la estricta legislación de la época son situaciones complicadas de suceder, sin embargo el autor aporta 6 distintos ejemplos de tales aseveraciones, que a continuación se citan:
1.- Proclama de Fernando VI, 1747, plata, se documentan de los 17 a 17.85 milímetros de diámetro y un peso de 2.75 a 3.33 gramos, probable acuñación de época, sin mayor problema,
2.- Proclama, nacimiento príncipe Fernando, plata, 1778, 62 a 63.90 milímetros de diámetro, peso de 137.98 a 138.9 gramos, probable acuñación de época, sin mayor problema.
3.- Proclama de Carlos III, 1760, plata, 42 a 43 milímetros reportadas, peso de 18.34 a 33.56 gramos, la gran diferencia arroja que probablemente hubo acuñaciones en distintos periodos, la variación puede obedecer a las razones expuestas anteriormente.

Punzón de trabajo para una proclama.
4.- Proclama de Carlos III, 1761, plata, diámetro de 44 a 45.2 milímetros, peso de 28.3 a 40.6 gramos, considerable diferencia, probable acuñación posterior.
5.– Proclama Real Academia de Derecho Español, bronce, 1778, 58 a 59 milímetros de diámetro, peso de 100.38 a 115.35 gramos, 168 piezas acuñadas, probable acuñación posterior.
6.- Proclama de 1778, Academia de San Carlos, Carlos III, bronce, 68 milímetros, se documentan especímenes de 104.14 a 143.71 gramos de peso, probable acuñación posterior.
Como conclusión, citando a la autora Daniela Vázquez: «el establecimiento de la Academia de San Carlos surgió con el fin de dar cobijo a los artistas de la corte y dar un impulso a la economía a partir de la preparación de manufactura siendo que a través del diseño y dibujo dependía la producción«
¿Cuál es la diferencia entre proclamas o juras y orden y/o condecoraciones?
El autor Miguel L. Muñoz apunta que a diferencia del primer grupo las ordenes y condecoraciones van más allá, siendo que forman parte de un cuerpo que esta sujeto a ordenanzas y reglamentos. En algunos casos esto obliga a que durante las ceremonias se porten uniformes más o meno en forma militar. Por otro lado, hay una división de grados, clases o categorías a los portadores, como comendadores, caballeros, oficiales, entre otros. Además su aparición es posterior a las proclamas o juras, teniendo su apogeo en el siglo XIX, en el Primer y Segundo Imperio.

PUNZON. (MUSEO NUMISMÁTICO NACIONAL, CIUDAD DE MÉXICO)
Para conocer el funcionamiento interno de la Casa de Moneda de México en el siglo XVIII, CLICK AQUÍ.
¿Por qué hay medallas con inscripciones de moneda, la denominación (2 R, 4 R y 8 R)?
El autor Manuel Romero de Terreros (1929) expone:
Estas medallas de proclamación, como generalmente se les llama, solían ser de dos clases: medallas propiamente conmemorativas, con la efigie del monarca al anverso y alguna alegoría al reverso, y monedas que, si bien diferían un tanto de las del cuño corriente, corrían sin embargo como tales por el valor que representaban. Estas eran las que se arrojaban al pueblo, puesto que las primeras, destinadas al Rey, al Sumo Pontífice, al Virrey, al Arzobispo de México, a los principales funcionarios de la colonia y a las personas allegadas al Alférez Real, se acuñaban en menor cantidad y en plata y oro, según la categoría del recipiendario.

Bibliografía recomendada para consulta y catalogación de medallas de proclamación.
- Adolfo Herrera, 1882, Medallas de Proclamaciones y Juras de los Reyes de España
- Manuel Vidal Quadras, 1892, Colección de monedas y medallas de Manuel Vidal Quadras y Ramón de Barcelona (4 tomos)
- Wyllys Betts, 1894, American Colonial Contemporary Medals
- Alejandro Rosa, 1895, Aclamaciones de los Monarcas Católicos en el Nuevo Mundo
- Benjamin Betts, 1898, Some Underscribed Spanish-American Proclamation Pieces
- Jose Toribio Medina, 1917, Medallas de Proclamaciones y Juras de los Reyes de España en América
- Carlos Pérez-Maldonado, 1945, Medallas de México
- Frank W. Grove, 1976, Medals of México Vol. 1, Medals of the Spanish Kings
- Walter Breen, 1987, Walter Breen’s Complete Encyclopedia of U.S. and Colonial Coins
Bibliografía empleada en este artículo:
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- Colin R. Bruce, George W. Vogt, “Standard Catalog of Mexican Coins, paper money, stocks, bonds and medals”. (1981) Krause Publications, Iola, Wisconsin, USA.
- Casa de Moneda de México, “La Acuñación en México, 1535-2015” (2015), Chapa Ediciones, México. Capítulo: “Breve Historia de la Medalla en México” por Luis M. Gómez Wulschner.
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- Gómez Wulschner Luis, (2000) La Medallistica Mexicana, en El Boletín Numismático, No. 187, abril – junio 2000, Sociedad Numismático de México, México D.F.
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- Romero de Terreros, Manuel (1929) Festejos y Medallas de Proclamaciones y Juras en Querétaro en Anales del Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnografía. Num. 23 Tomo VI (1929) Cuarta Época (1922-1933). México D.F.
- Romero de Terreros, Manuel (1952) La Moneda Mexicana. Bosquejo histórico-numismático. México D.F.
- Santiago Silva, José (2018) El grabador mayor. Legado de Gerónimo Antonio Gil. 234 Aniversario de la Academia de San Carlos.
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- Imágenes: Heritage Auctions, Stack´s & Bowers Galleries, Daniel Frank Sedwick Auctions.


